- Un poco sobre Tom Six y The Human Centipede
- The Human Centipede
- The Human Centipede II
- The Human Centipede III
De proyecto de bajo presupuesto a éxito rotundo
Pocas películas han dividido tanto al público como The Human Centipede (2009) y sus secuelas. Concebida por el cineasta neerlandés Tom Six, esta trilogía se ha convertido en una obra de culto del cine de terror extremo, pero también en un símbolo del cine transgresor que no teme pisotear tabúes.
La premisa del primer filme ya es lo suficientemente provocadora: un cirujano retirado secuestra a tres turistas y los une quirúrgicamente boca-ano para formar un «ciempiés humano». Con un enfoque clínico y una estética quirúrgicamente fría, Tom Six mezcla body horror, comedia negra y sadismo con una ambición desconcertante.
Tom Six, lejos de arrepentirse, se ha definido como un provocador con propósito: afirma que sus películas son un reflejo distorsionado de la sociedad, una crítica a la obediencia ciega, el castigo institucional y el consumo sin filtro. Para algunos, es un autor con visión satírica; para otros, un simple buscador de escándalos.
La primera entrega se estrenó mundialmente en el London FrightFest en 2009, y fue premiada en el Sainte-Maxime International Horror Film Festival en Francia. También se proyectó en Screamfest (EE. UU.), uno de los festivales más veteranos dedicados al terror.
La secuela, aún más extrema, abrió el Fantastic Fest de Texas en 2011, donde la organización, en un gesto de cortesía (o advertencia), repartió bolsas para el mareo al público. Finalmente, The Human Centipede 3 tuvo su premiere británica en el Mayhem Film Festival, con la presencia del mismísimo Tom Six y Dieter Laser
El primer cienpies

La primera entrega, The Human Centipede (First Sequence) (2009), establece la premisa que daría fama (y escándalo) a la trilogía. Dos turistas estadounidenses se pierden en una carretera alemana y terminan en la mansión del Dr. Heiter, un cirujano retirado con una obsesión enfermiza: crear un ser compuesto por varias personas unidas quirúrgicamente, compartiendo un único sistema digestivo.
La película se centra en la captura de las víctimas, el grotesco procedimiento y la angustiosa convivencia posterior. Lejos del gore explícito, Tom Six opta por una puesta en escena sobria, casi aséptica, que refuerza el horror psicológico y el absurdo clínico de la propuesta.
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La cara más oscura

La secuela, The Human Centipede 2 (Full Sequence) (2011), da un giro metacinematográfico y multiplica el horror por diez. Esta vez el protagonista es Martin, un hombre con discapacidad mental que vive en un lúgubre aparcamiento subterráneo y desarrolla una obsesión enfermiza con la primera película. Inspirado por ella, decide recrear el experimento por su cuenta, pero sin ningún conocimiento médico, utilizando métodos improvisados y brutalmente grotescos para unir a doce personas.
Rodada en blanco y negro con toques de violencia extrema, la película abandona toda contención estética y se sumerge en un mundo sucio, perturbador y visceral. Tom Six lleva aquí su provocación al límite, en una cinta que muchos consideran un ejercicio de shock puro, mientras otros la ven como una crítica al consumo acrítico de violencia en pantalla.
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El summum de la locura

La tercera y última entrega, The Human Centipede 3 (Final Sequence) (2015), decide abandonar cualquier intento de sutileza y se lanza de cabeza al terreno de la autoparodia. Esta vez, la acción se traslada a una prisión en medio del desierto estadounidense, gobernada por un alcaide tan incompetente como desquiciado, Bill Boss, que grita más de lo que respira y tortura por aburrimiento. ¿Su brillante solución para controlar a los presos? Crear un ciempiés humano de quinientas personas.
La película es ruidosa, vulgar, y tan excesiva que parece un sketch malintencionado estirado a 100 minutos. Con Tom Six interpretándose a sí mismo (como el «visionario» detrás del plan), esta entrega se convierte en una especie de epílogo grotesco que deja claro que el director no se toma nada demasiado en serio.